Con la primavera, llega el frenesí en la huerta con un alud de productos que dan otro color a la mesa de Restaurant Windsor, ubicado en el centro de Barcelona. No hay otra estación tan fértil como esta debido a que lo días se alargan; la mayor cantidad de horas de sol permite que los cultivos se desarrollen de una manera más rápida. También es buen momento para sembrar ciertas especies porque ya no hay riesgo de heladas. Pero, sobre todo, de recoger porque es en esta época cuando los colores más variados y los sabores más intensos entran en juego, cuando la diversidad de legumbres, verduras y hortalizas se multiplica y cuando los árboles frutales alcanzan su esplendor. Es una estación, en definitiva, muy agradecida para los cocineros.
La cosecha de primavera nos trae frutas como kiwis, aguacates, manzanas, nísperos o cerezas, y cuando se acerca el verano llegan melocotones, albaricoques, nectarinas… En el apartado de las verduras, los protagonistas en la mesa pasan a ser los espárragos, las habas, los guisantes, las alcachofas, las judías verdes, las zanahorias, los pepinos, los calabacines, los rabanitos… Productos tan saludables por su gran aporte de vitaminas y nutrientes de todo tipo para el organismo como sabrosos y versátiles. Hay decenas, centenares de recetas suculentas con estos productos sanos y frescos porque son de temporada y de proximidad.
En Restaurant Windsor estamos comprometidos con la gastronomía catalana contemporánea, y eso solo tiene sentido y se materializa a base de productos de temporada y de proximidad. Por eso siempre estamos atentos al ritmo que marcan las estaciones (no siempre es exacto, y más todavía en pleno cambio climático) y somos sensibles con el trabajo de los agricultores, auténticos baluartes, junto con los restaurantes que apuestan por su trabajo en el campo, de nuestra gastronomía.
Por eso nuestra carta es un reflejo de lo que aporta la huerta mediterránea en cada momento, y en primavera, por ejemplo, nos gustan las habas (¿sabías que hay una variedad llamada Windsor?), los espárragos, las fresas y las cerezas.
Las habas a la catalana (con panceta, butifarra negra, menta, cebolleta) es un plato totémico, pero esta legumbre funciona también muy bien en una ensalada fría o tibia (si se rehogan antes con cebolla, por ejemplo), en una tortilla o guisadas. Los espárragos son unos fieles acompañantes de casi cualquier carne o pescado; en Windsor igual podemos hacer un tronco de rape con guisado de espárragos blancos, berberechos y lima; que una espaldita de cabrito a baja temperatura con espárragos y zanahoria.
Las fresas, los fresones y las cerezas son frutas muy apreciadas por los gourmets y los cocineros, y en Windsor son productos clásicos cuando llega la temporada. No solo se pueden consumir tal cual llegan de la huerta, sino que pueden formar parte de recetas maravillosas frías y calientes. Las fresas se pueden incorporar en un plato caliente como el costillar de lechón crujiente y cebolla tierna elaborado durante 12 horas a una temperatura de 70º. Los fresones, por ejemplo, van de fábula en una tapa con tomate de temporada y ventresca de atún bien aliñada con aceite de oliva virgen extra. Y las cerezas, además de ser muy sanas por su gran aporte de antioxidantes, ácido fólico, melatonina, triptófano, serotonina y potasio, tienen una gran versatilidad culinaria: no solo luce en postres como el clafoutis, donde quedan integradas dentro de la tarta, sino también en ensaladas (combina bien con el queso azul, con la sardina ahumada, con los frutos secos, con la granada) o en un gazpacho (suele ser aclamado por nuestros clientes).
En definitiva, la primavera se disfruta en el plato, y más aún si se hace en una terraza-jardín tan agradable como la de Windsor. Porque llegadas estas fechas apetece más disfrutar del paladar al aire libre en un entorno reposado. Entonces, la experiencia es completa.