Que el verano haya llegado a su fin, y nos sorprenda aún con sus últimos coletazos, es motivo para muchos de cierta melancolía. Sol, playa y vacaciones quedan definitivamente atrás para dar paso a días más cortos, semanas más rutinarias, domingos lluviosos y ese espíritu de recogimiento al que siempre invita el otoño. Los amantes del otoño, sin embargo –en Windsor lo somos– no pueden dejar de ver ventajas en una estación que nos invita a compartir momentos con los nuestros, saborear la paz de un hogar que en verano pisamos prácticamente solo para dormir, y, para qué negarlo, disfrutar de una de las estaciones más ricas del año a nivel gastronómico. Y es que por muy fans que seamos de los productos de verano (esas frutas multicolores, gazpachos, helados, ensaladas del huerto…), el otoño llega pisando fuerte y nos trae una de las despensas más interesantes del año.
Llega el momento de las cremas de verduras de temporada, desde la versátil calabaza, que funciona en numerosos platos y cuyo sabor dulzón y agradable es capaz de seducir a cualquier paladar. O el boniato, tan nuestro, al que le basta un toque de horno para hacernos tocar el cielo. Y qué decir de berenjenas, puerros, coliflores, brócolis y todas esas joyas que nos brinda el huerto en otoño, que se pueden convertir en los platos más versátiles del mundo: pueden funcionar como guarnición para una carne o un pescado o ser los auténticos protagonistas de numerosas recetas con personalidad propia. No hay que olvidar que la verdura que usamos en Windsor es siempre de proximidad, en buena parte ecológica, y es el auténtico pilar de nuestra cocina, que cada vez tiende a ser más ligera, más saludable y, en consecuencia, mucho más verde.
Capítulo aparte en nuestra nueva carta de otoño lo merecen las alcachofas, un plato de temporada que alcanza su máximo esplendor a finales de esta estación y que permite las más variadas cocciones. Suaves, nutritivas, delicadas… Las alcachofas son, para muchos, los must de la temporada, y el secreto para que sean excelentes consiste, simplemente, en escoger el mejor producto, el más fresco, y cocinarlo sin apenas manipulación para que conserve intacto su sabor y sus múltiples propiedades nutricionales.
El otoño es también época de carnes de caza, que año tras año se convierten en platos fundamentales de la carta de temporada de Windsor. Perdices, codornices, ciervo, liebre, conejo, corzo, jabalí… Son carnes nobles y sabrosas, que dan lugar a una serie de guisos que nos empieza a pedir el cuerpo tras el festín veraniego de productos frescos del huerto. Se pueden cocinar de las más diversas maneras, y en Windsor nos gusta especialmente ese aroma, sutil y persistente, que se apodera de nuestra cocina cuando guisamos con todo el amor del mundo, durante horas, estos productos gourmet que nos brinda la Naturaleza.
Nos gustan también las festividades otoñales, que nos invitan a las grandes celebraciones junto a los nuestros y a inolvidables sobremesas. Desde la Castañada, que marca para muchos el inicio simbólico del otoño, que tiene como protagonista a este fruto seco que tanto nos gusta, y que en Windsor adquiere en estas fechas especial protagonismo. O los panellets, uno de nuestros dulces preferidos del año, ideales para amenizar esos largos encuentros en familia que suelen tener lugar en nuestros salones (también privados, si se desea más intimidad). Por no hablar de las festividades de diciembre, que culminan en las siempre esperadas fiestas navideñas.
Para acabar un ágape consistente, casero, repleto de sabores y texturas, con ese aroma en el ambiente que dejan las hierbas otoñales y las cazuelas funcionando durante todo el día, nada mejor que echar mano de las frutas de temporada que nos brinda el otoño. Desde las uvas a los higos, la granada, la chirimoya y otras delicatessen que brotan de los árboles, el otoño es una fiesta multicolor, que nos invita al recogimiento y, por qué no, también a esa ligera melancolía que inevitablemente encontramos en esta estación mágica.