El 23 de abril es un día muy especial en Cataluña. Las calles se llenan año tras año de una energía única, y el ambiente es vibrante y emotivo a partes iguales. En Sant Jordi hay siempre un no sé qué en el aire, algo intangible que nos anuncia que ha llegado definitivamente la primavera, que se avecinan meses bonitos y que de vez en cuando debería ser una obligación celebrar que estamos vivos. Las ciudades se llenan de libros y rosas, los enamorados intercambian presentes, pero también hijos y padres, amigos, vecinos, compañeros de trabajo… Quien más quien menos celebra por todo lo alto la que es, probablemente, la jornada festiva más importante del año en Cataluña.
Pero, ¿de dónde viene la tradición? Empecemos por el principio. El 23 de abril es el día de San Jorge en honor a Jorge de Capadocia, que falleció en esta misma fecha del año 303. Cuenta la leyenda que en la región había un dragón que atacaba el reino, y la única manera de evitarlo era ofrecer al animal dos corderos al día para saciar su hambre voraz. Cuando empezaron a escasear los animales, no hubo más remedio que ofrecerle personas, en este caso muchachas de la zona que se escogían por sorteo, hasta que le tocó el turno a la princesa y el desenlace es de sobras conocido. El caballero Jorge hizo su aparición a lomos de su corcel, mató al dragón con una espada y de la sangre que brotó del animal nació una rosa que el caballero ofreció a la princesa.
Cuenta la leyenda que, como agradecimiento por haber salvado a su hija, el rey regaló a Jorge gran cantidad de riquezas, y éste hizo que se repartiesen entre todos los habitantes del pueblo. La realidad, sin embargo, es bastante menos literaria. Jorge de Capadocia fue, al parecer, un aguerrido guerrero que desobedeció las órdenes del emperador Diocleciano y se negó a perseguir a los cristianos, de manera que fue torturado y ejecutado, y más tarde santificado.
Desde el siglo XV existe la tradición en Cataluña de que las mujeres reciban una rosa en este día tan especial. Parece ser que esto se debe a que en esta fecha se celebraba en Barcelona la Feria de las Rosas, y a las mujeres que asistían a misa en el Palacio de la Generalitat se les obsequiaba con una. En la actualidad, las rosas se suelen acompañar de una espiga de trigo que simboliza la fertilidad y las suelen regalar los hombres a las mujeres, pero también entre familiares, parientes y amigos de cualquier género.
La tradición del libro es posterior, sin embargo, y se remonta a la primera mitad del siglo XX, concretamente a la Exposición Universal de Barcelona de 1929. Los libreros de la ciudad decidieron organizarse y salieron a la calle a montar chiringuitos para presentar las novedades editoriales. El éxito fue tal que se estableció el 23 de abril como Día del Libro, una fecha muy especial en la historia de la literatura, ya que se trata del día en que murieron William Shakespeare y Miguel de Cervantes. Desde entonces, la festividad del libro no ha parado de crecer, dado su carácter festivo y emotivo, hasta el punto de que en 1995 la Conferencia General de la UNESCO declaró el 23 de abril como Día Mundial del Libro y de los Derechos de Autor.
La confluencia de rosas y libros en un solo día hace de Sant Jordi una fecha muy especial. Las calles se llenan de color y literatura, la gente parece olvidar sus tormentos durante unas horas para concentrarse en rebuscar libros, cómics y revistas entre los puestecillos, salir a pasear junto a los suyos y regalar rosas a madres, hijas, abuelas, amigas, parejas… Son muchos los que se toman el día libre y muchos otros los que sacan algunas horas durante el día para celebrar Sant Jordi por las calles de Barcelona. Para todos ellos, Windsor ha creado un menú especial para estas fechas que les permitirá celebrar por todo lo alto una fecha que para muchos marca el inicio simbólico de la primavera y que, en muchos casos, es un homenaje al amor mucho más popular que San Valentín.
Así pues, tanto quienes decidan hacer un alto en el camino a mediodía para reponer fuerzas antes de seguir rebuscando entre libros como quienes quieran acabar el día de la forma más romántica, el Menú Sant Jordi de Windsor es una buena opción. Con tres aperitivos, un primero, un segundo y postre a elegir, maridaje con grandes vinos catalanes y, cómo no, un pan de Sant Jordi y una sorpresa en forma de rosa comestible, nuestro elegante establecimiento se viste de gala con motivo de una de las fechas preferidas de nuestros clientes. Platos como el asado de vieira con alcachofas, el corte de rodaballo sin espinas con endivias hechas al vacío y jugo de carne o el cochinillo deshuesado y confitado con su piel crujiente, cebolla tierna y fresones demuestran el compromiso de Restaurant Windsor con la cocina catalana revisitada, con los productos de temporada… ¡y con esta fecha tan especial!
¡Feliz Sant Jordi!