Desde sus inicios, una de las señas de identidad de Windsor ha sido su profusa bodega, con más de 450 referencias seleccionadas con mimo, rigor y dedicación por parte de su equipo de sumilleres. Una bodega que da lugar a una carta de vinos que ha sido reconocida con el premio Cartaví 2017 que otorga la Associació Vinícola Catalana, un despliegue de referencias de las grandes bodegas internacionales y otras de pequeños productores con muchas cosas que contar. Una carta que los clientes pueden consultar en formato digital, mediante unas tablets, una innovadora presentación que permite ordenar la información y presentarla siempre de forma didáctica, clara e intuitiva.
Ni que decir tiene que nuestro equipo está siempre encantado de guiar al comensal por ese universo de variedades, referencias, paisajes, sabores, texturas y aromas que es nuestra bodega. Y de compartir todo este conocimiento, por supuesto, con aquellos clientes que amen el mundo del vino tanto como lo amamos nosotros.
Uno de los puntales de la bodega, que cuenta con las principales referencias españolas e internacionales, desde vinos australianos a sudafricanos o neozelandeses, es su apartado destinado a los vinos catalanes. Una amplia selección de propuestas variadas y auténticas que sigue la línea que ha caracterizado siempre nuestra cocina: productos de km 0, en gran parte ecológicos, y una firme apuesta por el uso de ingredientes de proximidad en una propuesta gastronómica que apuesta por reinventar ligeramente, aunque siempre con el más estricto respeto a su esencia, el recetario tradicional catalán. Unos platos que van desde la escudella cuando llega el frío a los fesolets de l’ull ros con cebolla caramelizada y calamarcitos, el suquet de rape o platos de verano como sus tomates de temporada con fresones y ventresca de bonito. Propuestas que tan bien maridan con alguno de los vinos catalanes que encontramos en la carta, por los que Windsor ha apostado desde sus inicios como muestra de su fuerte compromiso con el territorio.
Y es que más allá de los clásicos Penedès o Priorat, probablemente los más conocidos por la mayoría de amantes del vino, Cataluña cuenta con numerosas denominaciones de origen, algunas de ellos menos conocidas, que últimamente están mostrando al mundo que tienen muchas cosas que contar. Cuenta, en total, con 11 D.O., todas ellas ampliamente representadas en la carta de Windsor, que ofrece no solo los grandes blancos y tintos de sobras conocidos, sino que apuesta firmemente también por rosados, dulces y espumosos. Alella, Conca de Barberà, Empordà, Terra Alta, Costers del Segre, Pla de Bages, Tarragona, Montsant y Catalunya, además de los Penedès y Priorat anteriormente mencionados, son las once denominaciones de origen catalanas, que ofrecen multitud de variedades, algunas de ellas desconocidas por el gran público y todas ampliamente representadas en la carta de vinos de Windsor.
Desde los vinos frescos y suaves de la Conca de Barberà, con sus rosados elaborados con Trepat, y los grandes blancos de la zona, normalmente con Chardonnay pero también Macabeu y Parellada. O los vinos ligeros y perfumados de la D.O. Alella, con esos grandes blancos, secos y dulces. O la diversidad de la D.O. Tarragona, toda una caja de sorpresas por descubrir, cuyos agradables blancos, afrutados y con cuerpo, harán las delicias de cualquier comida de verano. Por no hablar de las grandes bodegas con carácter de Costers del Segre, que hace unos años que reivindican vinos excelentes gracias al uso de una tecnología moderna e innovadora, desde sus potentes tintos hasta unos rosados de gran nivel, frescos y afrutados. Y los de Pla de Bages, con sus grandes tintos y esa Picapoll autóctona dispuesta a sorprender al comensal en forma de vinos blancos ligeros y exquisitos y originales tintos.
El Empordà, por su parte, es zona de hermosos paisajes y de tradición en rosados, sabrosos, frescos y afrutados, aunque cuenta también con una joya llamada Garnatxa de l’Empordà que no se puede pasar por alto. Las cepas de bajo rendimiento de la D.O. Montsant constituyen, sin duda, una de las señas de identidad de un área que nos brinda grandes tintos, elaborados fundamentalmente con Cariñena, Ull de Llebre y Garnatxa negra. La D.O. Catalunya es, por su parte, transversal y diversa, y reúne gran parte de las zonas de elaboración de vino. Cuenta con potentes tintos y blancos ligeros y afrutados. Aunque los amantes de los grandes tintos con personalidad seguro que caerán rendidos ante los encantos de los vinos de la Terra Alta, que cuenta también con unos interesantes rosados, persistentes y sabrosos. Y, por supuesto, con los grandiosos tintos del Priorat, referentes en cualquier rincón del mundo, elegantes, originales, con mucho cuerpo y un gran carisma. Para acabar, cabe destacar el trabajo de la D.O. Penedès como una de las pioneras en poner en el mapa los vinos catalanes, que presume de una gran diversidad de propuestas entre las que destacan grandes blancos, alegres, suaves y aromáticos.
Un abanico de propuestas para todos los gustos, pues, en una carta de vinos ambiciosa y profusa que en un principio puede incluso ofuscar al comensal intrépido, perdido ante ese universo vinícola que se despliega ante sus ojos en una pequeña tablet. Para ayudarle a encontrar su propio camino en este gran mundo que es el de los vinos catalanes, el equipo de sumillers de Windsor orientará siempre al cliente descubriéndole nuevas propuestas, aconsejando maridajes diferentes y, al fin, acompañándole en este paseo por una carta de vinos que es, en realidad, un recorrido por los paisajes catalanes, desde los mares de la Costa Brava hasta las montañas del Pirineo o las tierras más secas y áridas del interior de Tarragona.
Una carta que, como decíamos, hace especial hincapié en los vinos catalanes, que tan bien maridan con una propuesta gastronómica de proximidad, profundamente arraigada en el territorio. ¿Brindamos?