En julio del 2014, el padre de Michael Jackson estuvo en Windsor durante una visita privada a Barcelona, ciudad que no conocía y donde celebró su 86 cumpleaños. Joe Jackson llegó con su sombrero característico, tocado con una pluma blanca. Joan Junyent, director del restaurante, tiene muy presente en la memoria cómo fue aquella visita del creador de los Jackson Five.
«Es un hombre bajito que por la manera de comportarse me recordó de patriarca del clan, como miraba a los demás, cómo se movía… Era muy risueño, el protagonista de la mesa en todo momento, el centro de atención. Pero aun así se le veía un tipo duro, con nervio. Siempre fue muy amable y simpático con nosotros, e incluso me gastó una broma que no llegué a entender porque la hizo en un inglés con argot», relata.
Jackson, igual que las personas con las que compartió mesa, degustaron un menú cerrado. «No recuerdo los entrantes pero sí que el plato principal fue lubina con alcachofas porque se lo tuve que explicar. Fue entonces cuando le devolví la broma diciéndole que eran alcachofas del aeropuerto donde había aterrizado. La verdad es que comió muy bien».
Al salir, tan simpático y divertido como siempre, se despidió del equipo de Windsor: «Nos felicitó con una sonrisa y un ‘Todo muy bien, todo muy bien'».