Seguro que los que nos habéis visitado recientemente ya os habéis dado cuenta: la colección del magnífico Philippe Pastor ya no decora nuestras paredes –una importante exposición en Nueva York ha requerido toda la obra disponible–. Ha sido la oportunidad para renovar nuestra particular galería en Windsor, abriendo así nuestras puertas a artistas de la talla de Roberto Mira, con sus armoniosas sinfonías de color, y de Lídia Masllorens, con sus impactantes retratos creativos, que aguardaban su turno pacientemente. Ambos artistas están así expuestos en las zonas más concurridas del restaurante, como son la entrada, la sala principal y la terraza.
Las demás áreas, como los salones privados, siguen adornadas con las pinturas de temática automovilística vintage de Alex Balaguer, mientras que en uno de los pasillos tenemos el retrato de un chef imaginario obra del genial Enric Vall Karsunke.
En Windsor nos sentimos cómodos exponiendo obras potentes, valientes, que complementan y dan carácter a nuestro elegante interiorismo. Obras más atrevidas, como las que hemos estrenado este año. Es un juego de contrastes entre espacios de inspiración clásica y señorial, y obras de carácter contemporáneo más llamativas. La ocasión de unir en el espacio y atmósfera dos mundos, dos corrientes, dos estilos que también marcan la linea culinaria de Windsor: tradición y vanguardia. Porque en nuestro restaurante el arte no solo están en el plato, queremos transmitir a quienes nos visitan una experiencia envolvente.
En Windsor tratamos de satisfacer todos los sentidos… ¡y el visual es muy importante!