Una de las setas más apreciadas en Windsor es la oronja (‘ou de reig’, en catalán), que en teoría aparece a principios de septiembre hasta octubre, aunque es muy escurridiza y sale de manera imprevisible. «El hecho de que no tengan un ‘calendario’ fijo las hace especialmente valiosas, y por eso muchos clientes nos piden que les llamemos cuando las tenemos. Hay lista de espera. Y es normal, porque las oronjas son unas setas deliciosas«, explica Joan Junyent, director del restaurante.
¿Qué hacemos con las oronjas en Windsor? «Nada. Agradecer a la naturaleza que sean tan ligeras y tan ricas. Solo las limpiamos, las laminamos y servimos en forma de carpaccio con un poco de aceite de oliva virgen extra, pimienta y algún secreto del chef que no vamos a revelar aquí», resume Junyent. «Es la mejor manera para complementar su magnífico sabor», apunta el chef, Carlos Alconchel. «Sí, diría que la palabra que mejor las define es sutileza», añade Junyent.
El carpaccio se presenta en la mesa con piñones, brotes, un poco de sal Maldon y pimienta al gusto por encima. «Es un plato que nos queda muy bien», reconoce el chef.
«A veces hacemos también un salteado, con vino rancio, le añadimos cebolla tierna cortada fina, piñones…». ¡No sigas, Carlos, que se nos hace la boca agua!