Cada vez son más las personas que deciden prescindir del gluten en su alimentación. Ya sea porque son intolerantes –una afección que, más que ser cada vez más común, se detecta ahora con más facilidad que en otros tiempos– o porque han decidido reducir su consumo por motivos de salud. Diversos expertos sostienen, aunque de momento no existen evidencias científicas, que el consumo de gluten, pese a no haber sido diagnosticados con ninguna intolerancia, puede dar lugar a malas digestiones, malestar estomacal y otras dolencias relacionadas con el aparato digestivo. Coinciden, además, en que en las sociedades occidentales se consume un exceso de gluten, que suele ser la base de la alimentación de muchas personas, y que es conveniente, si no eliminarlo, sí al menos moderar su ingesta, especialmente si procede del trigo refinado.
En cualquier caso, comer sin gluten no solo es posible, sino que también puede ser un placer, pero no siempre es sencillo de conseguir en el caso de los grandes restaurantes. Los riesgos de contaminación cruzada y las dificultades logísticas que entraña disponer de platos sin gluten en las cartas hacen que los celiacos –es decir, aquellos diagnosticados con intolerancia al gluten– no dispongan, al fin, de tantas opciones en Barcelona para disfrutar de un menú sin gluten con todas las garantías.
En el caso de Restaurant Windsor, desde nuestro nacimiento hemos apostado por prestar una especial atención a los diversos colectivos, desde vegetarianos a veganos o los amantes de la alimentación ecológica y de proximidad. Por este motivo, hemos ido adaptando nuestra carta a todos ellos, ofreciendo cada vez más platos que puedan satisfacer a todos los paladares y sensibilidades. Lo mismo ocurre en el caso de los celiacos, y ahora también de todos aquellos que quieren moderar el consumo de gluten o todos aquellos diagnosticados con una sensibilidad al gluten no celiaca, un colectivo con el que hemos estado comprometidos desde nuestros inicios.
En este sentido, en la carta de Windsor, basada en el recetario catalán actualizado, aparecen destacados todos los platos sin gluten, entre los que encontramos muchas y muy variadas opciones para elegir, con propuestas tan apetitosas como el arroz de caldo de escudella, el hígado de pato con frutos del bosque y avellanas o el tomate con fresones y ventresca de bonito. La carta, que cambia cada temporada, tiene siempre presentes las necesidades de un colectivo, los celiacos, que durante muchos años ha tenido serias dificultades para encontrar platos sin gluten en la Ciudad Condal, así como para poder sentarse a cenar sin temor a una posible contaminación. También los diferentes menús cerrados de que disponemos, así como los menús especiales que elaboramos con motivo de fechas señaladas, pueden adaptarse al completo para celiacos si se indica previamente.
Hasta el momento, no existe un tratamiento contra la celiaquía, un trastorno sistémico de base autoinmune de carácter permanente en individuos genéticamente predispuestos, inducido por la ingesta de gluten, que provoca una atrofia en las vellosidades del intestino que afecta a la capacidad de absorber los nutrientes de los alimentos. Los síntomas son variados, ya que en ocasiones son inexistentes y en otras interfieren gravemente en el día a día de quienes padecen celiaquía, ya que pueden ser desde vómitos a diarrea o un malestar digestivo intenso y persistente.
Dado que no existe un tratamiento, la única manera de paliar los efectos de la celiaquía es llevar una estricta dieta sin gluten de por vida, algo que en otros tiempos resultaba complicado y que por fortuna en la actualidad es cada vez más sencillo. En los últimos tiempos, numerosas compañías se han puesto las pilas para comercializar todo tipo de productos sin gluten, disponibles en cada vez más establecimientos, del mismo modo que bares y restaurantes, como es el caso de Windsor, han ido progresivamente adaptando sus cartas a las necesidades de este colectivo.