En Windsor tenemos muy en cuenta los postres porque son muchos los que disfrutan con el mundo de los dulces. Nuestro chef, Carlos Alconchel, comenta tres creaciones irresistibles.
Cheesecake Windsor:
Hemos reconstruido el típico cheesecake. ¿Como? Al queso emulsionado con un poco de nata y lima, le ponemos un toque de confitura de frutos rojos y gelée de frutos rojos. La base es un strudel de galleta para que quede crujiente y contraste con la textura del resto. Lleva un poco de vinagre para que tenga un recuerdo ácido.
El cheescake Windsor no tiene mucho sabor a queso, así que a la gente que no le convence este producto le gustará porque, además, tiene toques cítricos.
Souflé de chocolate y lima, helado de vainilla y minimelindros:
Es como un chocolate caliente, pero hecho al horno durante solo dos o tres minutos y servido en una taza. A la masa del souflé le damos un toque de lima para que sea un poco cítrica, refresque en la boca y no sea tan pesado. Los melindros son clásicos, de los que quedan suaves y tiernos, para mojar a gusto en el souflé, que tiene una capa algo más dura arriba aunque por dentro es líquido. Es un postre que tiene mucho éxito.
Raviolis de chocolate, pan con aceite, chocolate y sal:
Es un homenaje que hacemos al postre popular de toda la vida: pan con chocolate y aceite. Nosotros, en Windsor, hacemos un ravioli con una pasta hecha a partir de una baguette que rellenamos con una masa de chocolate, y le ponemos sal Maldon y aceite de oliva virgen extra de un grado. Va horneado durante cuatro minutos y lo servimos con una jarrita de chocolate caliente para que el cliente lo ponga por encima a su gusto.
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